Al analizar el comportamiento del mercado inmobiliario en determinadas localizaciones o regiones del país, porqué es muy relevante considerar la evolución del sector industrial de oleaginosos y el de exportadores de cereales?. Por un lado, por la posibilidad de generar ingresos de divisas para el país, tan necesarias en cualquier oportunidad y particularmente hoy frente a los altos compromisos internacionales de Argentina que requieren del pago de un volumen significativo en moneda extranjera, y por otro, el efecto derrame que este crecimiento puede producir en otras ramas de la economía; tanto las industrias, los servicios, entre los que se incluyen la actividad inmobiliaria vinculada con las viviendas y el campo, como el de otros servicios y el desarrollo del comercio en general.

Su importancia radica, en que prácticamente los productos derivados del campo en casi dos años de restricciones e impactos derivados del Covid-19, respecto de otros sectores económicos que sufrieron considerablemente su efecto, afectando fuertemente su desarrollo y evolución, el anterior permaneció prácticamente inmune a este fenómeno mundial, fuera de casos o situaciones regionales muy puntuales.

Sin desconocer, el impacto que normalmente produce el clima en el sector, del cual las actividades del campo, nunca son ajenas a esta coyuntura y muy dependiente de las estaciones del año, como del régimen de lluvias del momento, atento al mayor impacto que desafortunadamente está ofreciendo actualmente el cambio climático, especialmente el antrópico, derivado de las actividades y acciones del hombre.

El ingreso de los productos derivados del campo y su derrame económico

Para analizar la evolución de lo acontecido en los productos derivados del campo, nos remitimos a los datos proporcionados por la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), que venimos siguiendo desde hace varios años, cuyas entidades representan el 48 % de las exportaciones argentinas. Siendo un sector que viene produciendo últimamente ingresos extraordinarios. En donde, al mes de noviembre el incremento de la facturación es un 17,7% superior en relación con el mismo mes de noviembre del año anterior.

Asimismo, el ingreso de divisas de los primeros once meses del año, alcanzan a un acumulado de U$S 30.129 millones, siendo una cifra que refleja un incremento del 62,1% con respecto al mismo período del año pasado y representan un récord absoluto para el mismo período desde comienzos de este siglo. Todo ello, sin contar con la liquidación de este mes de diciembre, manteniendo para el presente año el récord señalado.

Ahora bien, frente a la mencionada evolución extraordinaria verificada hasta ahora en el presente año, derivadas de las mejoras en la producción y los rindes, como también de los precios internacionales; principalmente de la soja y más últimamente del trigo. Surge entonces, el interrogante de saber, cuánto de ello generará una mayor demanda de bienes inmobiliarios.

Para ello, me remontaré a una recordada respuesta, frente al mismo interrogante formulado en una mesa de un evento que he liderado por cerca del año 2011, siendo en ese año un momento extraordinario, en donde uno de los expositores se encontraba desarrollando en la ciudad de Rosario uno de los emprendimientos más relevantes de ese entonces. A quien, precisamente le pregunté cuánto de mito tenía una mejora de las actividades del campo en la demanda efectiva de unidades en el mencionado desarrollo.

Su respuesta fue la que no todos hubieran esperado, recordemos en ese entonces el boom inmobiliario que se había producido en la mencionada ciudad, en donde frente al interrogante de cuántas personas provenientes del campo habían comprado, la respuesta fue que el número señalado era extremadamente bajo. Sin embargo, la razón brindada por el expositor enfatizó en el efecto que había logrado el influjo del crecimiento del señalado sector, quien trajo aparejado que todas las actividades económicas de la ciudad se motorizaran, lo que permitió la compra de comerciantes, empresarios, abogados, contadores y hasta los mismos profesionales inmobiliarios; no solo los consumidores provenientes del campo.

Por lo tanto, lo señalado no es más ni menos el denominado efecto multiplicador que produce la mayor producción y el ingreso de los productos del campo, en los actores económicos de la ciudad mencionada, cuya consecuencia la podemos enmarcar en la “Teoría del Multiplicador” muy estudiada en economía, especialmente sobre su impacto en la demanda agregada; en sus diferentes modelos y versiones de estudio.

Siendo hoy la Provincia de Santa Fe el epicentro de las notables mejoras alcanzadas por los sectores derivados de la actividad del campo, cuyo dato más relevante lo demuestran las estadísticas de la Hidrovía, en donde entre septiembre y noviembre del corriente año, los buques graneleros representaron el 64% de los que navegaron por la vía, constituyendo un hecho demostrativo del perfil de la carga exportadora, habida cuenta que buena parte de los complejos portuarios se encuentran situados en la provincia señalada.

Por cuanto, podemos visualizar en el efecto multiplicador que están generando, las mejoras de producción y los precios de exportación, en las actividades de la industria de la jurisdicción mencionada.

En efecto, la actividad fabril alcanzó durante el mes de agosto pasado un máximo en tres años, cuya producción industrial creció un 16,6% y acumula 24% de incremento en el presente año; superando inclusive al indicador nacional.

Por tercer mes consecutivo la actividad fabril superó los indicadores de los tres años anteriores, según datos aportados por la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe), cuyas ramas de mayor contribución al producto industrial santafesino fueron: la industria siderúrgica (53,9%), prendas de vestir (49,9%), maquinaria agropecuaria (40,7%), maquinaria de uso general (28,2%), maquinaria de uso especial (26,6%), carrocerías y remolques (26,4%), autopartes (21,1%), productos de metal (14,2%); entre los de mayor evolución.

Estos altos resultados en términos industriales fueron acompañados de mejoras en indicadores de empleo, revirtiendo el retroceso verificado en años anteriores (2018-2019). Siendo datos objetivos y muy poco conocidos por el público en general.

Cómo ha evolucionado el sector inmobiliario de campos agrícolas y ganaderos

Si bien, el segundo semestre de 2019, como el primer semestre de 2020, no fueron muy buenos para la demanda de terrenos rurales, en el segundo semestre del último año señalado se revierte la tendencia, alcanzando un fuerte crecimiento, con una demanda que se mantiene estable en el primer semestre del corriente año, frente a una oferta más reducida; atento a las mejoras de los precios internacionales de los los commodities antes mencionados.

El comportamiento de la demanda tiene su correlato con el de precios ya que, a mayor demanda normalmente los precios tienen a subir y cuando esta ofrece un menor impulso, estos muestran una tendencia a la baja; siendo esto último lo que precisamente estuvo ocurriendo durante el duro período de pandemia del Covid-19.

Hoy la demanda se encuentra más concentrada en campos destinados a la actividad agrícola y no tanto a la ganadera, cuyo mayor interés está relacionado con el rinde o la rentabilidad de la explotación, en donde los productos agrícolas corren con ventaja respecto de los ganaderos. Así como la existencia de una demanda que actúa en los últimos dos semestres en forma más selectiva y frente a una oferta menos dispuesta a vender, muy atenta a la mejora en los rindes y los precios internacionales de los productos del sector, tal como hemos visto antes.

En conclusión, los productos derivados de las actividades agrícolas han alcanzado durante el año un récord histórico de facturación por exportaciones en el presente siglo, en donde es de suponer esta tendencia se acentúe en los años venideros, dado el impacto negativo que influirá probablemente en el volumen de oferta por el recrudecimiento del cambio climático a nivel mundial y con una fuerte afectación  a diversas regiones del planeta, sin que los países puedan hacer frente a la crudeza dada la alta entidad alcanzada por ellos y la emergente pérdida económica que normalmente producen. En cambio, estas circunstancias pueden ejercer mejoras en los precios de los productos, ante una menor oferta mundial, en aquellas regiones en donde el cambio climático está ausente.

A su vez, es menester señalar el impacto regional que genera el mayor ingreso por exportaciones derivadas del campo, quien produce su derrame a través del efecto multiplicador en diversas ramas económicas de las ciudades ubicadas en un radio estratégico de los grandes centros de producción y de vinculación con el mercado exterior, en donde la actividad inmobiliaria puede encontrar verdaderas oportunidades tanto en el ámbito de las operaciones en el desarrollo de inmuebles urbanos, como en los inmuebles rurales, especialmente aquellos relacionados con la agricultura, apuntalados por el mayor rinde que hoy es posible alcanzar sobre una hectárea  de carácter rural.

Sumado a ello las importantes mejoras de carácter local que se produjeron en las explotaciones agropecuarias desde el punto de vista tecnológico y la aplicación de nuevos desarrollos biotecnológicos en el sector, mediante un incremento notable de los rindes, situación que alienta a encontrar en el futuro un mejor escenario económico.

Autor: MDI Dr. Juan Carlos Franceschini

Director Máster MDI Argentina y Escuela EIA (CIA)