El mercado inmobiliario enfrenta un ciclo altamente complejo agudizado por la pandemia COVID, la coyuntura económica y por otras variables tales la ley de alquileres y la falta de crédito para la vivienda. Consecuencia: acumulación de oferta de inmuebles, ya que muchos propietarios los retiraron del mercado de alquileres ofreciéndolos en venta y, no obstante haber bajado sus precios, la dispersión de precios que ello originó hizo crecer la expectativa de que “continuarán bajando”, complejizando de este modo las operaciones.
Explorando la información actualizada sobre este tema, surgen declaraciones como éstas: ““si se suman los inmuebles que tenían destino habitacional o fines turísticos se puede asegurar que un 28% aprox. han pasado a la venta. De este modo aportan así al actual récord histórico. Los inmuebles en venta permanecen en ese estado y se continúa intentando encontrar a quienes deseen adquirirlos”. O esta otra: “no hay estadísticas reales ni oficiales confiables pero la pésima ley de alquileres motivó dos cosas: una, retirar de la oferta inmuebles en alquiler; y otra, no declarar los contratos. De la oferta de alquiler, 30% optó por una de estas dos decisiones. Lo que produjo el efecto contrario al buscado por la ley. Al haber menos oferta, más concentración de demanda y mayor precio”. Y rescato estas opiniones: “la mayor parte de los que venden su único inmueble lo hace con el fin de concluir su proyecto de vida en el (ambiente) suburbano, para disminuir gastos o bien para lograr una reposición de menor precio y que el sobrante les permita sostener los costos de vida.” Mientras que una segunda afirma: “en el segmento del usado, el mayor porcentaje de las operaciones por lo general son encadenadas: se vende para volver a comprar, ya sea porque se agranda la familia o porque se achica. También cabe destacar un cambio importante: cada vez existen más casos de propietarios que ya no desean tener varios inmuebles porque no ven incentivos -las rentas son bajas, impuestos, nuevas leyes-, y prefieren posicionarse en líquido”. Finalmente otra opinión de inmobiliarios: “Sabemos que muchos eligen nuevos desarrollos, hemos tenido reubicaciones familiares o reinversiones en nuevos métodos de inversión en Argentina. Llevarse el dinero al exterior requiere de un alto nivel de conocimiento del rubro, asesoramiento, riesgo y administración que no todos tienen o quieren tener”. Invertir en el exterior es un negocio diferente. Existen aquellos que tienen unos ahorros, quieren hacer un resguardo del capital, que no cuentan con experiencia en inmuebles y que comprar propiedad en la misma ciudad donde se vive les da seguridad a largo plazo. Por eso, muchos, pese a la inestabilidad del mercado, siguen eligiendo reinvertir en bienes raíces locales”.
A esta alteración circunstancial del mercado se debe incluir la originada por nuevos comportamientos de la sociedad toda. Un estudio de la empresa de investigación de mercado Deloitte, vaticina en su estudio “el consumidor en 2020” que la convergencia de lo económico, lo demográfico y lo tecnológico, provocará cambios sin precedentes al término de la década. El surgimiento de una nueva clase media en las economías emergentes, representará una enorme oportunidad para las ventas de productos y servicios. Y seguramente provocará una mayor necesidad de viviendas. El crecimiento de la población – actualmente el mundo está habitado por 7.345 millones de seres humanos – originará grandes cambios, y más frente al pronóstico que para el año 2020 la población será cercana a los 8.000 millones de, con algunas características a tener en cuenta, ya que 1.000 millones va a pasar los 60 años de edad y se vaticina que la mayor parte de la población será urbana en decrecimiento de la rural , siendo las unidades de vivienda que más crecerán en los próximos 5 a 10 años las habitadas por una sola persona. En este aspecto, Argentina muestra una población de 1.700.000 que viven en hogares unipersonales. Es decir, el 17% del total del país. Evaluando la tendencia, vemos que en el año 1960 llegaba al 7% y al 10% en 1980. Se espera que en el 2020 alcance al 23%. Tengamos en cuenta que quienes viven solos generalmente disponen de mayor presupuesto económico para sus gastos personales, de salud, de esparcimiento.
Ante esta realidad, también se deben analizar las tendencias y comprenderlas, para inferir cómo van a impactar en la sociedad, que tomará sus decisiones de compra, venta o alquiler de su inmueble, o resguardará sus ahorros, o dirigirá sus inversiones con el fin de saber identificar qué oportunidades inmobiliarias podrán lograr una mayor participación en ese futuro. Las tendencias son consecuencia del análisis de los valores que componen la intimidad de quienes conforman el universo en el que convivimos, respondiendo a sus necesidades, deseos, preferencias, valoración y hasta caprichos. Resultado de comportamientos irracionales que se encuentran en el placer, el poder, la cultura y la sociedad que se integra, debiendo agregarse que según sociólogos, el argentino tiene una destacada inclinación hacia lo placentero y lo social, mientras que muestra una menor participación con el resto del mundo hacia el ahorro. Esto evidenciará una mayor exigencia a productos y servicios más atractivos, prevaleciendo el concepto ecológico, tendencia que sigue creciendo por una mayor concientización en la protección del medio ambiente.
Hasta la próxima que continuaré con este tema y agregaré recomendaciones.

Prof. Jorge Alonso – Asesor Académico del
Instituto de Capacitación de la
Cámara Inmobiliaria Argentina